Cuando era pibe una de las cosas que más molestaba eran las burlas. Tal vez sería porque yo era objeto de ellas por ser un chico un tanto tímido. Hay tipos que tienen la tipología del que puede ser burlado y hay otros que tienen el tipo de burladores (burlones).
A medida que crecía, fui zafando de las mofas de mis congéneres, pero esa repulsión hacia las bromas pesadas quedó y se afianzó. Normalmente los bromistas buscan el defecto físico, tratan de ponerte el rótulo más hiriente que encuentran para joderte. Porque ellos no se ríen con vos, se ríen de ti.
Y ahora, que ya pertenezco al mundo de los adultos, sigo viéndolos en acción.
La gente para estos tipos no tiene nombre y apellido. Es “el gordo ese”, “el puto de allá”, “callate, negro de mierda”… y siguen las firmas.
Muchos de ellos están llenos de motivos para ser objeto de burla. Pero estos tíos siempre tienen la prerrogativa sobre la burla. Es como decía Homero Simpson “burlate del diferente”.
Esto viene a cuento sobre cierta funcionaria del gobierno estadounidense, quien acusa al personaje Bob Esponja de “apología de la homosexualidad”. Obviamente, en todos los medios (especialmente los argentinos, que parecen que no tienen otra cosa que hacer… ¡busquen corruptos!) se la pasan hablando de ello, tan livianamente como pueden. ¡Acaso no se dan cuenta que en realidad todo tiene que ver con discriminar! No se pueden dar cuenta que a los censores, objetores y demás, que protestan tanto, lo único que les importa es joder. ¿O creen que a ellos les interesa el bienestar de los niños? Claro, porque estos conservadores creen que ser gay es una enfermedad contagiosa, que se te va a pegar como la gripe y de seguro van a buscarle una cura.
Pero lo que más me enoja es que los burlones están en los medios y siguen tan densos como siempre. En una FM de Argentina convocaban a la gente para preguntarle cual personaje de dibujos animados les parecía gay, todo con burlitas y soniditos y risas divertidas de los locutores, que remedaban a las “locas”. Lo más triste es que todos los oyentes se prendieron tratando de sacar del placard a todos los cartoons que pudieran. 
Ya que son tan vivos, soporten burlas ustedes, burladores. Lo que es yo, no me estoy riendo.